La pieza de la semana: Marylin Monroe, actress, New York

Cuántas palabras podría escribir sobre Marilyn Monroe. Cuántos suspiros. Cuántos sueños. Ingenua Cherry. Fearless-and-in-love Daphne. Vulnerable mirada. El miedo que habitó en el cuerpo de quien una vez se llamó Norma Jean. Glamour. Unas gotas de Chanel No. 5. Flaubert, Conrad, Hemingway, Kerouac, Joyce. La fotografía que Cecil Beaton le tomó el 22 de febrero de 1956, su favorita. Escapar bajo el nombre de Zelda Zonk. Letras de su autoría escritas en cuadernos negros: my feeling doesn’t happen to swell well in words; to know reality or things as they are than not to know and to have few illusions as posible; train my will now; my body is my body every part of it.

Marilyn Monroe, actress, New York (mayo 1957), Richard Avedon

Poemas sin fecha. Uno. Only parts of us will ever touch parts of others – one’s own truth is just that really – one’s own truth. We can only share the part that is within another’s knowing aceptable so one is for most part alone. As it is meant to be in evidently nature – at best perhaps it could make our understanding seek another’s loneliness out. Dos. I can’t really stand Human Beings sometimes – I know they all have their problems as I have mine – but I’m really too tired for it. Trying to understand, making allowances, seeing certain things that just weary me. 

Ella Fitzgerald + Marilyn Monroe

Truman Capote y Ella Fitzgerald. Él, autor de “Una hermosa criatura”. Él, dueño de las palabras que describen a un ser que, entre lágrimas y  champagne, se vuelve más y más transparente. Él, responsable de registrar la frase “dogs never bite me – just humans”. Ella y la historia del Mocambo. A causa de prejuicios raciales a la cantante se le había prohibido cantar en el lugar. Marilyn Monroe personalmente llamó al dueño del club para ordenarle que contratara inmediatamente a Fitzgerald; a cambio de ello, le dijo que se sentaría cada noche en primera fila para verla cantar. Sucedió. La prensa enloqueció. El resto es historia.

Marilyn Monroe y Truman Capote

Marilyn, demasiados sentimientos, demasiados momentos…demasiadas versiones de una misma mujer. “Marylin Monroe, actress, New York” es una fotografía realizada por Richard Avedon en mayo de 1957. Según cuenta la anécdota, la actriz llegó al estudio del fotógrafo, por horas bailó y cantó, lo hizo hasta que la noche cayó y el vino se terminó, en ese momento una cierta fatiga se apoderó de ella, se sentó en una esquina, como una chiquilla a quien le han quitado sus juguetes, fue ahí cuando Avedon se le acercó sabiendo que ese instante era precisamente el que había buscado fotografiar durante toda la sesión. Clic.

Avedon capturó la soledad en la que, aún estando rodeada de personas, solía vivir la actriz. Esa soledad que le permitía restaurarse y volver a ser. Esa en la que se sabía vulnerable.

Quizás uno debería reconocer más su propia vulnerabilidad, para así encontrarse, restaurarse, volver a ser….y empezar de nuevo. 

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