El día de ayer se celebró la tradicional gala del Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Este año, el recinto cultural en cuestión conmemoró a quien se considera el primer gran couturier americano: Charles James. En vida, este diseñador de modas confeccionó elegantes y opulentos vestidos de cortes arquitectónicos y estructurados. Sus creaciones son suntuosas esculturas dotadas de femineidad y glamour clásico.
Al evento, cuyo boleto de acceso cuesta 25.000 USD, asistieron diversas celebridades así como figuras relacionadas con el mundo de la moda y el arte. Cuando me enteré del eje temático de la exhibición de este año, me emocioné pensando en lo que los invitados vestirían; pensé que al celebrar el trabajo de James, y hacerlo en el marco de una gala, el evento estaría repleto de hermosos vestidos. Los hubo. Varios aciertos, pero también varios, a mi parecer, errores…horrores.
No quiero ni siquiera escribir sobre el atuendo de Maggie Gyllenhal, el cuál habría sido perfecto si el tema hubiera sido algo relacionado con la psicodelia de la década de los sesenta. O peor aún, ¡y vaya decepción!, Lupita Nyong’o, quien al parecer se confundió y, vistiéndose como flapper girl, pensó que se conmemoraban Los Locos Años 20.
Para no tener más corajes visuales, mejor anoto los elementos que más llamaron mi atención durante la alfombra roja de la noche de anoche: los diseños de Zac Posen (en especial los que lucieron Dita von Tesee y Liu Wen) que me hicieron pensar en él como un Charles James contemporáneo; lo dicromático (Greta Gerwig en Olivier Theyskens, Hailee Steinfeld en Prabal Gurung, Charlize Theron en Dior, y Jessica Paré en Michael Kors), la belleza de los sutiles detalles (Naomi Watts en Givenchy Haute Couture, Kylie Minogue en Marchesa, y Amber Heard en Giambattista Valli Haute Couture).
Aplaudí la re-interpretación de la manera en la que James concebía la elegancia. La escultura voluminosa de sus diseños no se sacrificó, pero sí el corte y los acabados. Esto en el caso de Beyoncé (en Givenchy) y Suki Waterhouse (en Burberry). Ambas, muy a su manera, vistieron el modus operandi del couturier.
Finalmente: Rihanna en Stella McCartney, quien realizó una perfecta traducción del lenguaje del modisto nacido en Gran Bretaña. El resultado: contemporáneo, impecable. Luciendo un vestido y top, ambos blancos inmaculados, el cabello recogido, y un chocker necklace; la artista lució maravillosa. Aún no vistiendo al homenajeado, se vio como ese hermoso pájaro exótico salido de un bosque encantado…como Bill Cunningham una vez definió los diseños de Charles James.
Blake Lively (en Gucci); Diane Kruger (en Hugo Boss); Alicia Quarles (Zac Posen).
Lily Donaldson (en Burberry); Arizona Muse (en Ralph & Russo Haute Couture); Mary Kate y Ashley Olsen (Vintage Chanel, Vintage Gianfranco Ferré).
Claire Danes (en Óscar de la Renta); Stella McCartney (en Stella McCartney); Sarah Silverman (en Zac Posen).
Anna Kendrik (en J. Mendel); Kylie Minogue (en Marchesa); Leighton Meester (en Pucci).
Karen Elson (en Zac Posen); Dakota Johnson (en Jason Wu): Gisele Bündchen (en Givenchy).
Bradley Cooper (en Tom Ford); Tom Ford (en Tom Ford); Chiwetel Ejiofor (en Dolce & Gabbana).
Mario Testino (en Burberry), Hugh Jackman (en Tom Ford); Joseph Altuzarra; Jack McCollough; Lázaro Hernández; Marc Jacobs (en Saint Laurent).
Imágenes de nytimes.com; vogue.es