En “Después del fin del arte” Arthur C. Danto escribió que si una nación deseaba legitimarse ante la comunidad internacional, debía hacerlo con una Bienal de Arte. Si bien escritas a principios del milenio, esas palabras no son sorpresa. Desde la época de las Exposiciones Universales, me refiero al siglo XIX, el arte adoptó la forma de un vehículo a través del cual un país exponía al mundo sus curiosidades etnográficas para así, en este arranque de nacionalismo, vanagloriarse de una herencia que reflejaba los valores sociales, políticos, económicos y culturales del país expositor.
1 kg. de balas de plata libertad (2014), Miguel Rodríguez Sepúlveda
Años después la cosa ha cambiado. Y ese deseo por lograr una cierta legitimidad (ante aún no me queda claro quién) parece ser el faro que guía a países…pero también a Estados, como es el caso de Veracruz.
En la Galería de Arte Contemporáneo de Xalapa se exhibe, hasta septiembre del presente año, la obra de artistas seleccionados (por un anónimo jurado) para integrar la 2da. Bienal de Arte Veracruz 2014. Vaya usted a saber cuando (o dónde) fue la primera edición.
Un autorretrato siempre es importante (2014), Edgar Cano
Las piezas de veinte artistas se yuxtaponen en una multiplicidad de diálogos. Conviven democráticamente. La curaduría que hace pensar en la Torre de Babel es pacífica. Los muros blancos y el brillante piso del recinto cultural xalapeño encierran el trabajo de “veracruzanos –nacidos o adoptados–” que se expresan utilizando “códigos de lenguaje más allá de las técnicas convencionales” (yo vi todo en demasía convencional, pero bueno) para así dialogar con “el tópico de la realidad” en “diferentes exégesis, búsquedas, construcciones y deconstrucciones de códigos interpretativos”. Lo anterior en palabras de Rodolfo Mendoza Rosendo, director del IVEC, responsable de la (mal-impresa y mal-colocada) hoja de sala (que realmente creo que es un discurso) de la exhibición.
2 similar heads (Gold material), (2013); José Carlos Zubiaur Peña
La conversación se conjuga en diversas terminaciones: desde la obra que recuerda una violenta situación que ayer fue rareza y miedo y hoy es cotidianeidad; la pieza que recuerda la importancia de un retrato – no por conocer al artista o a su medio, sino su espacio; las fotografías de anónimos que una vez intervenidas los dotan de un nuevo rostro y así quizás una nueva – y no trágica o misteriosa – historia; las paradas de camión que guardan el erosionado e impaciente testimonio en el que no existe la función autor; hasta machetes en las que aparecen escritas recurrencias; y fotografías que hacen que el espectador envidie afectos, sea testigos de identidades en construcción, y también lea sobre muertes y suicidios en el metro de la Ciudad de México.
No se murieron (2014), Luis Alberto Sánchez Ortíz / Supuesto de violencia (2011), Gerardo Landa Rojano
La selección no obra no falla. Quiero creerlo así. Ignoro cuál fue el criterio para discriminar las 348 obras registradas. No quiero pensar en cuáles no fueron seleccionadas. Hay veces en las que es bueno dejar las cosas tal y como están.
Parada (2014), Manuel Fermín Hernández Márquez
Me encantaría finalizar estos párrafos escribiendo “para más información, visiten la página oficial del evento”. Sin embargo, ésta únicamente fue concebida para que los interesados inscribieran su obra. ¿Acaso la Subdirección de Artes y Patrimonio –órgano encargado de la gestión del evento– del Instituto Veracruzano de la Cultura no pensó que el público en general recurriría al sitio web oficial para conocer locaciones, fechas, actividades, etc.? Aparentemente no. Ante todo, las redes sociales: una página de Facebook a través de la cual se invita a asistir a la exhibición; una cuenta de Twitter que básicamente hace lo mismo.
Suicidio Público (2013), Gerardo Landa Rojano
Pienso: ¿qué sucedería si Danto re-escribiera sus palabras a partir de una lectura de la manera en la que se gestionó la 2da. Bienal de Arte Veracruz 2014?
Fin del tiempo (2012), Manuel Fermín Hernández Márquez
Pienso: ¿qué opinaría?. ¿Estuvo bien orquestada? ¿Fue un buen intento? ¿Más suerte para la próxima? ¿Logró esa legitimización? Si sí, ¿ante quién? ¿Ante el artista? ¿Ante el espectador? Si no, ¿qué falló? ¿Qué se debe corregir para la 3era. Bienal de Arte? ¿En qué se diferencia esta edición de la primera? ¿Es realmente una Bienal, o una muestra que recopila el trabajo de artistas veracruzanos (o relacionados remotamente con el Estado? A las cosas hay que llamarles por su nombre.
Identidades en construcción (2013), Alejandra Zamudio Ferrao
Pero de nuevo, pienso en muchas cosas a la vez. Y pienso en que hay preguntas que incomodan. Y en que hay veces en las que es bueno dejar las cosas tal y como están.
Pero pienso, una última vez, que ésta no es una de esas veces. No. Debe. Serlo.