Somos animales arquitectónicos tanto como somos animales políticos. Zoo politikon. Y también zoo archtekton. La relación social contemporánea sucede, la mayoría de ocasiones, en espacios proyectados y edificados por seres humanos. Por arquitectos. (No menosprecio -jamás, la labor de un Ingeniero). En palabras de Julius Shulman (en Visual Acoustics, 2008): la arquitectura afecta a todos, desde el hospital en el que nacemos hasta las escuelas, las tiendas de abarrotes o los mercados. Cada parte de la vida de una persona está basada en una presencia arquitectónica.
Recientemente viajé a Japón. Entra la interminable lista de lo que me sorprendió, la arquitectura tokiota ocupa un lugar privilegiado. Tan inmensas como imponentes, las estructuras niponas, algunas en sucesión, algunas aisladas, se levantan en distintas formas sobre el horizonte del país asiático. Algunas, proyectas por ganadores del Premio Pritzker; otras, por otros autores, cuya función (ganadora o no de tal condecoración) posee el mismo renombre. Sean estructuras de clásica geometría o colosos de concreto de orgánica forma, el paisaje tokiota es un deleite visual:
1. Museo de Arte Contemporáneo de Tokio / Takahiko Yanagisawa
2. Flagsip Store de Comme des Garcons. / Future Systems
3. Edificio Dior (Distrito Aoyama) / SANAA: Nishizawa Ryue + Sejima Kazuyo
4. Edificio PRADA (Distrito Aoyama) / Jacques Herzog + Pierre de Meuron
5. Edificio Hugo Boss (Distrito Aoyama) / Norihiko Dan
6. Omotesando Hills / Tadao Andō
7. Edificio Louis Vuitton (Ginza) / Aoki Jun
8. Edificio Chanel (Ginza) / Peter Marino
9. Foro Internacional de Tokio / Rafael Viñoly
10. Edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio / Kenzō Tange
11. Torre de Tokio / Tachū Naitō
12. Shinjuku Park Tower (edificio de la izquierda) / Kenzō Tange