La producción artística de Rivera durante su estancia en Nueva York en la década de 1930 es mi favorita. Su llegada a la urbe de concreto coincide con la la Gran Depresión, con un crac del 29 y un Jueves negro, con un periodo de austeridad e intentos de reconversión.
El pintor llegó a la metrópolis en cuestión en noviembre de 1931 comisionado por el Museo de Arte Moderno para realizar una serie de murales. Pintó en total ocho paneles portables: cinco que trataban la imaginería popular mexicana y tres que capturaban las percepciones del artista sobre la cotidianidad estadounidense en aquél momento.
Siendo ya una celebridad en el mundo del arte, no sorprende que la exposición de Rivera en el MoMA haya roto récords de audiencia: 56, 575 espectadores; 20,000 más que los que asistieron a ver la muestra individual de Matisse realizada ese mismo año.
Para realizar Fondos Congelados el muralista mexicano trabajó de memoria, como solía hacerlo, únicamente se valió de pequeños bocetos previamente realizados. El tema del panel es la yuxtaposición de contrastes, Rivera buscaba representar los diversos estratos que componían socioeconómicamente el Nueva York de la Gran Depresión. En la parte superior se observan diversos rascacielos fácilmente reconocibles (el Edificio del Daily News, el Rockefeller Center, el Empire State, el edificio Chrysler, etc.); debajo de éstos: una sucesión de individuos apretujados viajando en el tren subterráneo. Al centro del mural: el bodegón municipal en el que los vagabundos, trabajadores con paupérrimos salarios, desempleados, y desprotegidos dormían…siempre siendo vigilados por un guardia. En la parte inferior, un contraste con el centro: una cámara de seguridad en la que una mujer asiste a depositar sus joyas.
En esta pieza la empatía del artista está volcada hacia la figura del trabajador, quien es retratado como desprovisto de un lugar para vivir aún cuando él es el arquitecto silencioso de esa gran urbe; se desplaza en el transporte público para laborar en una ciudad en la que los rascacielos se elevan hacia el horizonte y las condiciones laborales se degradan hasta la inexistencia… hasta el lugar en el que sólo hay crac, días negros y depresión en su más puro estado.
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